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Descripción
La prenda ideal para estar cómodo en casa , confeccionada en rústico 80%poliestes y 20% algodon , la textura q logramos con este tejido es muy similar a la de un buzo viejo, muy muy usado (como ese buzo q no queres tirar ) 
 
Aunque Argentina no es productor de café —debido a que su clima no reúne las condiciones ideales para el cultivo—, el consumo de esta bebida está profundamente arraigado en la vida cotidiana. Para abastecer la demanda interna, el país importa casi la totalidad del café que se consume, principalmente desde Brasil, Colombia y Perú, aunque también llegan partidas de Centroamérica y África.
El grano arriba a través de puertos como el de Buenos Aires y luego es procesado por empresas tostadoras locales. Allí se define uno de los aspectos más característicos del café argentino: el tostado intenso, que le da un sabor fuerte y robusto, muy cercano al estilo italiano. Esto se relaciona con la fuerte influencia de la inmigración europea, sobre todo de italianos y españoles, quienes popularizaron la costumbre de tomar espresso en bares y cafeterías.
En cuanto a las variedades, lo más común es la importación de granos arábica, apreciados por su suavidad y aromas, aunque también se utilizan en menor medida granos robusta, de sabor más amargo y con mayor contenido de cafeína. Muchas marcas locales suelen realizar mezclas (blends) para equilibrar cuerpo, aroma y acidez.
Hoy en día, además del clásico café tostado oscuro que se encuentra en bares y confiterías, crece el interés por el café de especialidad, donde se priorizan granos seleccionados, tostados más claros y métodos de extracción alternativos. Este movimiento busca acercar al consumidor a la trazabilidad del producto: saber de qué finca proviene, qué características sensoriales tiene y cómo se potencia en la taza.
A pesar de no producirlo, Argentina ha sabido apropiarse del café y darle un sello cultural propio. Desde los históricos cafés porteños hasta las modernas cafeterías de especialidad, la infusión importada se convirtió en un verdadero ritual urbano y social, que acompaña tanto el desayuno diario como las largas charlas entre amigos.